jueves, 28 de octubre de 2010

Un palacio neo renacentista en Nueva York

En 1958, cuando yo entré en Random House, era una destacada editorial americana que publicaba libros de interés general, pero su guía de teléfonos interna, que incluía al centenar aproximado de empleados, no ocupaba una hoja del tamaño de una tarjeta postal. Para nosotros, en aquellos tiempos, Random House era una segunda familia, insólitamente feliz, cuyo domicilio diurno cabía cómodamente en el ala derecha de la antigua mansión Villard, en la esquina de Madison con la calle 50, con su vestíbulo de mármol blanco y negro, su inestable ascensor y su patio, donde teníamos derecho a seis preciosos espacios de aparcamiento: los otros doce pertenecían al arzobispado de Nueva York, que ocupaba las secciones central y meridional de la mansión. Mi despacho, de paredes verde oscuro, suelo de parqué gastado y un balcón a lo Julieta que daba al patio, había sido un dormitorio, y algunas veces, cuando llegaba al trabajo, encontraba a un autor caprichoso que había pasado allí la noche, no siempre solo.

Jason Epstein, La industria del libro, pasado, presente y futuro de la edición, Anagrama, Barcelona, 2002, p. 20.

7 comentarios:

Inde dijo...

Envidio a ese señor Epstein.

Y qué majico el ángel de Charlie que se asoma hoy a su cabecera...

Harry Sonfór dijo...

Jo, y yo, Inde. Bueno, luego se queja de que los trasladaron a otro edificio más feo.

Anónimo dijo...

¡Ah, sí! El ángel de Charlie.

Tojunto

Anónimo dijo...

Néstor Almendros (repe).


Tojunto

Anónimo dijo...

Claro, si yo hubiera dicho alguna vez que soy un gran aficionado a la magia, usted nunca habría puesto la fotico del señor Houdini. Pues, ¡hale¡, a fastidiarse: es el señor Houdini.


Tojunto.

Anónimo dijo...

Y si quiere que le haga el bonito juego "La mitológica lenyenda de los centauros del desierto fascinados por los cantos de las sirenas del mar océano", de Tamariz, se lo hago hara mismo. Que se va a quedar usté con la boca abierta.


Tojunto

Harry Sonfór dijo...

Pues si en este blog somos muy fans de la magia, Tojunto, y más de Houdini y hasta de su esposa, Bess.
venga, háganos el juego «La mitológica lenyenda de los centauros del desierto fascinados por los cantos de las sirenas del mar océano», a ver.