viernes, 29 de febrero de 2008

Del estudio de los lepidópteros

Mi laboratorio ocupa la mitad de la cuarta planta. La mayor parte de él está lleno de hileras de armarios, que contienen cajas deslizantes de mariposas. Soy el guardián de estas colecciones absolutamente fabulosas. Tenemos mariposas procedentes de todo el mundo ... A lo largo de las ventanas se extienden mesas sobre las que se hallan mis microscopios, tubos de ensayo, ácidos, papeles, alfileres, etc. Tengo un ayudante, cuya tarea principal es extender los ejemplares que han enviado los recolectores. Trabajo en mi investigación personal ... un estudio de la clasificación de las «azules» americanas, basado en la estructura de sus genitales (diminutos y esculpidos ganchos, dientes, espolones, etc., visibles sólo bajo el microscopio), que dibujo con ayuda de varios dispositivos maravillosos, variantes de la linterna mágica ... Mi trabajo me arrebata, pero me agota absolutamente ... Saber que nadie antes que tú ha visto el órgano que estás examinando, establecer relaciones que no se le ocurrieron a nadie previamente, sumergirse en el maravilloso mundo cristalino del microscopio, en el que reina el silencio, circunscrito por su propio horizonte, una liza cegadoramente blanca ... todo ello es tan seductor que no puedo describirlo.

Carta de Vladimir Nabokov a su hermana (1945), cuando trabajaba como conservador de lepidópteros en el Museo de Zoología Comparada de la Universidad de Harvard (1942-1948), que aparece en el ensayo «Las funciones de unum y los beneficios de pluribus», del libro Érase una vez el zorro y el erizo de Stephen Jay Gould, Editorial Crítica, Barcelona, 2004, publicado después de su muerte y que trata de la interacción entre ciencias y humanidades y los beneficios que ambas pueden extraer de una fructífera relación.

Las mariposas, además de ser unos bichos preciosos y extraños, dan quebraderos de cabeza a los lingüistas comparativistas: Butterfly en inglés, Schmetterling en alemán, vlinder en holandés, somerfugl en danés, papillon en francés, farfalla en italiano, borboleta el portugués, parpar en hebreo, fefe-fefe en papuano, Πεταλούδα en griego, Бабочка en ruso, pinpilinpauxa en euskara, birabolas en aragonés, papallona en catalán... ¿Por qué las lenguas comparten rara vez una misma raíz para sus palabras que significan «mariposa»?
El lingüista Haj Ross ofrece una posible clave:
El concepto/imagen de mariposa tiene un poder exclusivo en el grupo de mentes de las culturas del mundo, con su inicio muy poco prometedor como oruga, seguido de su deslumbrante final de simetría visual, unido a la imposibilidad de olvidar el camino que traza el movimiento de la mariposa con su irregular vuelo a través de nuestra conciencia. Las mariposas son unos símbolos tan perfectos de la transformación que casi no hay cultura que se contente con aceptar la poesía de otra para referirse a esta mítica criatura. Cada lengua encuentra su propia belleza verbal para celebrar la deslumbrante peculiaridad del ser de la mariposa.

Del libro El mundo de las palabras, una introducción a la naturaleza humana, Steven Pinker, Editorial Paidós, Barcelona, 2007.

miércoles, 27 de febrero de 2008

Infidelidad

—Mujer, despierta.
La madrugada del diecisiete de febrero, el hombre se incorporó de la cama y apoyó su espalda en el cabecero. Encendió la lámpara de la mesilla, tomó un sorbo de agua del vaso que había sobre una pequeña bandeja de loza y prosiguió.
—Mujer, escucha. Debo decirte algo. Calla, por favor, no digas nada. Necesito hablarte. Quiero contarte algo. Escucha, mujer: En todo este tiempo no he sido franco contigo. No del todo. La conciencia me atormenta y golpea en el interior de mi cabeza como un martillo y hasta que no saque todo esto que me bulle aquí dentro no moriré tranquilo. No he sido honesto contigo, mujer. O sí, lo he sido, pero no del todo. En realidad no sé cómo ni por qué pasó, pero esa tarde del invierno del veintisiete te fui infiel. No me preguntes la razón. No la sé o no la recuerdo. Surgió así, como todas esas cosas que surgen porque sí. Eiléan vino al despacho cargada con una carpeta llena de documentos, una botella de vino y dos vasos de cartón. Fue esa tarde que me quedé en el despacho hasta la noche. Trabajamos hasta tarde, Eiléan abrió la botella, tomamos vino, ella contó una historia graciosa que le había ocurrido esa mañana y de pronto, como si no hubiera pasado ni un segundo entre ese último trago de vino y el siguiente, estaba en mis brazos. Sabe Dios cómo pasó. Y esa tarde, mujer, te traicioné, me traicioné a mí. No sé, estoy confundido, siento un peso en el pecho, como si realmente hubiera traicionado a toda la humanidad, un peso enorme aquí dentro y al mismo tiempo, un vacío muy grande que no he conseguido llenar en todo este tiempo. Nos amamos como dos críos esa noche. Nos volvimos locos. Qué sé yo lo que pasó por nuestras cabezas. No sé cuánto hubo de pasión, o de deseo, o de juego, o de necesidad de querernos. No, espera, mujer, no voy a perder el tiempo contándote detalles, ni tú querrás oírlos ni yo quiero contarlos. Así fue y así me veo con la obligación de narrártelo. Recuerdo cuando volví esa noche a casa y tú saliste al porche a recibirme, me diste un beso y me dijiste que habías preparado cena especial, la cena especial para el hombre que trabaja hasta tan tarde. Me sentí mal, sucio, triste, vacío, todo mi interior se sentía vacío. Y así, mujer, así hasta hoy. Ahora, ya lo sabes. Me he quitado un enorme peso de encima confesándote lo que sucedió ese día. Me siento aliviado, libre, feliz. Agradezco mucho que me hayas querido escuchar.
El hombre deslizo su espalda por el cabecero hasta reposar la cabeza sobre la almohada. Cerró los ojos lentamente y se murió, sonriente, satisfecho. La mujer sintió una profunda desazón y asco al ver el cuerpo muerto de ese hombre que no conocía. Un cuerpo de un hombre anónimo que la madrugada del diecisiete de febrero apareció de pronto en su cama y le contó una historia sobre infidelidades.

lunes, 25 de febrero de 2008

Sobre el acto de contar

La tribu de los Pirahãs, de la Amazonia brasileña, disponen solamente de tres palabras para referirse a los números: «uno», «dos» y «muchos». Otra tribu vecina, los Mundurukú amplían su vocabulario hasta el cinco. Para ellos, el uno es siempre uno (una unidad) y funcionan perfectamente contando por unidades separadas. A fin de cuentas, como son cazadores-recolectores, no necesitan andar contando cabezas de ganado. Los números mayores los utilizan con imprecisión; así un dos no tiene por qué ser un dos exactamente, sino un tres o un cuatro, o al revés, un tres puede ser un dos en algunos casos, del mismo modo que nosotros utilizamos a veces números imprecisos cuando nos refererimos a la cantidad de cópulas que podemos mantener en un solo acto.

viernes, 22 de febrero de 2008

Retrato de Antonietta (1594-1595)


Es notable la intención que transmite la pintora Lavinia Fontana al retratar a la niña Antonietta Gonzales con una apariencia tan hermosa. Antonietta, uno de esos raros casos de afección por hipertricosis lanuginosa congénita, posa ante la pintora orgullosa de su elegante vestido al estilo de la época; de sus labios primorosamente maquillados con carmín; de su gusto por las letras, a juzgar por el papel manuscrito que sostiene suavemente entre sus manitas. Cuentan las crónicas que Antonietta (hija del canario Petrus Gonzales, hombre también cubierto de pelo lanudo que ya de niño fue llevado a la corte francesa y al que el rey Enrique II adoptó como tutor), se hizo mayor, se casó y tuvo un hijo, o un sobrino de su hermana, que también sufrió de hipertricosis lanuginosa congénita (también la hermana, también el niño. Por eso se dice que es una enfermedad congénita). De Antonietta Gonzales nos queda algo más: Que nos observa desde el cuadro a través del tiempo y nos acompaña durante toda la vida desde el día en que la vimos por primera vez. Antonietta nos mira. Nosotros recorremos con la mirada su vello facial, sus manos, su nariz sonrosada, su amplia frente, los bonitos bordados y brocados sobre la tela de su vestido, y ella, mientras, nos mira a los ojos. Yo soy Antonietta Gonzales y soy una niña hermosa.

miércoles, 20 de febrero de 2008

Jenny tras recibir la corona de Miss Universo

Calma, calma, calma, ya pasó todo. Cálmate. Cálmate. Bien. Buena chica. Calma. No más nervios. Calma.
—Jenny ¿qué haces? ¡te están esperando todos en recepción!
Oh, Gladys.
—Gladys, ahora bajo, un segundo.
Ahora bajo, ahora bajo. Es sólo un segundo. Mira, soy bella hasta meando, así frente al espejo, meando con mi corona. Soy bella, linda, simpática. Hasta así meando soy hermosa. Con mi corona.
—Jenny, están entrando todos los de la prensa. Me dicen que bajes. Ha venido el embajador con su esposa, te quieren saludar y hay cientos de periodistas aquí preguntando. Anda, baja ya.
Nunca me había visto meando en un espejo, de frente. Es grande este espejo. Me veo entera, de la corona a los pies. Es grande. Estará bien pegado a la pared este espejo. Imagínate si no está pegado el espejo. Catacrán. Que muerte más ridícula aquí meando con la corona. El día más feliz y el día más triste de Miss Universo. Ay, se me corrió toda la máscara. No puedo salir con estos churretones por la cara. Parezco Alice Cooper. Ja. ¿O sí? es bueno que vean que estoy emocionada. Es bueno, pero soy la mujer más bella del universo. No está bien que salga con estos churretones. Con esta nariz roja de llorar. Ay, mi nariz. Ay, brillos. Ay, esta nariz roja. Como siga llorando se me va a hinchar aún más la nariz. Miss Nariz Roja. Miss máscara de ojos corrida por toda la cara. Tranquila, tranquila, tranquila. Algodoncitos, algodoncitos ¿donde están los algodoncitos? algodoncitos. Aquí. Eres afortunado, algodoncito, estás limpiando la máscara corrida de la cara de la mujer más bella del Universo. Eres especial, algodoncito.
—Jeeenny ¿puedes darte prisa y bajar?
—Un segundo, Gladys, solo un segundo.
Los dedos, tengo los dedos de los pies machacados. Fffffff. qué ampolla. Calma. Ahora ya pasaron los nervios. Estás por encima de todos. Tranquila. Calma. Relájate. Respira. Tomar aire, echar aire, tomar aire, echar aire. Eres bella.
—¡Jeeenny! ¿quieres hacer el favor de bajar? ¡se están impacientando!
—Voy, Gladys, voy, ya voy. Sólo un segundo.
Están todos ahí abajo, esperando para ver lo bella que eres. Todos. Hasta el embajador. La esposa del embajador. Es guapa la esposa del embajador. Es guapa gordita. Bueno, bien, es guapa pero gorda.El tonel-esposa del embajador. Todos abajo ahí esperando. No me pueden ver con estos churretones. Ay. Cálmate. Estás preciosa.
—¿Jenny?
—Voy, voy, Gladys, un segundo que ahora bajo.
Ay, mis pies. Fffffffffff. Si me preguntan que qué deseos tengo para mi futuro les diré que quitarme estos malditos zapatos. Ffffffff. Esta ampolla. Ay, mis pies. Quitarme estos zapatos. Quitarme esta corona. Se me clava por todos los lados. Quitarme la corona. No. Esta noche dormiré con la corona. Bien, me la quitaré. La dejaré en la mesilla. Dormiré abrazada a ella. Eso diré. Dormiré con la corona. Sin estos zapatos. Ah, cómo se clava esta corona. Ay mis pies. Les diré orgullo. Orgullo, no, orgullo no. Feliz, les diré feliz. Estoy feliz. Soy feliz. Soy la mujer más feliz del Universo. Ay, tengo la nariz roja como un tomate. Ay. Estos churretones. Soy la mujer más feliz del Universo. No puede haber nadie más feliz que yo en estos momentos en todo el Universo. O sí, pero será más fea. Más fea y más gorda. Ja. Fea, fea, fea. Tranquila, constesta tranquila. Han venido a verte, todos quieren saber de ti. Eres bella, eres buena. Eres hermosa. Todos te admiran. Con sólo mirar a cada uno de esos periodistas los vas a enamorar. Con la nariz roja. Se quedarán de piedra cuando te vean. Eres hermosa. Estás tranquila. Segura. Han venido todos a verte.
—¿Jenny? quieres bajar de una maldita vez?
—Voy, Gladys, bajo en un segundo.

domingo, 17 de febrero de 2008

El infierno 2.0


Ando especialmente contento estos días con la resolución que ha tomado Benedicto XVI reponiendo la existencia del infierno. Por dos razones. Una, por hacer la puñeta a los huesos de Juan Pablo II; y dos, por todos esos creyentes, que habrá, que además de creyentes son buenas personas, todas esas buenas personas que han tenido que aguantar a perfectos hijos de perra en su vida y guardan la esperanza de que, de alguna manera, esos hijos de perra serán ajusticiados en la otra. Así, imaginando cómo esos tipos sufren en el infierno toda clase de tormentos, cómo son lacerados de arriba abajo, quemados, llagados, humillados, violados, con la piel arrancada a tiras, con demonios sacándoles los ojos y volviéndolos a meter, con tenazas que pellizcan, aceite hirviendo cayendo sobre sus cabezas, buitres devorando sus intestinos, con todas esas cosas que se hacen en el día a día del infierno, así, es más fácil perdonar. Y habrá que perdonar, hermanos, pero al hijo de perra que le hagan la puñeta durante una eternidad. Qué menos.

jueves, 14 de febrero de 2008

Cosas que aparentemente no se pueden freír, pero que luego sí, se fríen


El arroz silvestre canadiense: el arroz silvestre canadiense es una especie de color marrón oscuro-negro y grano muy largo, que se comercializa como arroz salvaje o arroz silvestre. Como lleva la cáscara, cocerlo cuesta mucho tiempo, pero se fríe en un plis plas. Eche un puñado de arroz silvestre en una sartén con aceite bien caliente y al momento tendrá una especie de gusanacos con sabor a arroz inflado, crujientes y sabrosos. Para utilizar, por ejemplo, en ensaladas. Recuerde, se hacen al momento, sáquelos rápidamente, cuando se abra la cáscara y asome el morro el gusanaco de dentro. Si los tiene más tiempo le saldrán tostados, si los tiene un poco más, le saldrán quemados. Sale, que el arroz es soso.

Los fideos de arroz chinos:
esos fideos de arroz o de soja chinos, que son finos y transparentes. En una sartén con abundante aceite para que cubra (mucho mejor una freidora), eche un puñado, y en unos segundos obtendrá unos chips crujientes, perfectos para acompañamiento de platos (y quedan muy cucos). Sale, que los fideos de arroz o de soja son sosos.

En la foto: de nuevo, Silvana Mangano enseñando pataza en Arroz amargo, Riso amaro, Bitter Rice, Riz amer, Arrós amargo o Arròs amarg, que es de esos títulos que suenan bien en todos los idiomas.

San Hilario, un santo bizarro

De todas las hagiografías, tal vez la de la vida de San Hilario sea la más hardcore. Hilario (de hílaris, alegre, sonriente), oriundo de la región de Aquitania, vivió en tiempos del emperador Constantino, y fue obispo de Poitiers. Hilario vivía como un monje en su casa junto a su esposa y su hija. Un día, Apia, su hija, manifesto a Hilario que quería casarse:

De cómo el obispo Hilario se quita de encima a la pesada de la hija adolescente Apia
…Este la disuadió de su propósito y la convenció para que renunciara al matrimonio y se consagrara a Dios haciendo voto de virginidad; pero, después de haber conseguido apartarla de su primer proyecto, el santo comenzó a turbarse, y dio en pensar que acaso algún día su hija se arrepintiera de haber optado por aquel género y quisiera abandonarlo. Tan honda fue su preocupación y tan grande su temor de que esto pudiera ocurrir, que un día, aterrado con esta idea, pidió encarecidamente al Señor que se llevase con Él a su hija. Dios accedió a la petición del santo obispo: sólo unas fechas después Apia falleció y su alma emigró al cielo.

De cómo el obispo Hilario, tras la lectura del texto anterior, parece un cabronazo, pero en el siguiente texto nos demuestra que conserva el espíritu cristiano pues hace uso del sacramento
Su propio padre, con sus manos, cavó la sepultura y puso en ella el cuerpo de la difunta.

De cómo el obispo Hilario demuestra de nuevo que es un cabronazo quitándose de encima a su esposa, que estaba sufriendo una depresión por la muerte de su hija
La madre de Apia, que asistió a los funerales y al entierro, impresionada y conmovida suplicó a su esposo, el santo obispo, que pidiera a Dios la gracia de que le llevara también a ella a la bienaventuranza, con su hija. Hilario rezó por esta intención y, de allí a unos días, murió la madre de Apia.

De cómo el obispo Hilario se pulió al entonces papa León, simpatizante del arrianismo
En aquel tiempo el papa León convocó a todos los obispos a un concilio, menos a Hilario. Hilario, ofendido, se dijo «pues mira, que voy» y acudió a la asamblea cuando los demás estaban reunidos. Al papa la presencia de Hilario le sentó tirando a mal y mantuvieron una corta discusión tratando los temas de que si tú eres Hilario el galo, que si no soy galo pero pertenezco a la iglesia de las Galias, que si yo soy León el papa de Roma, que si tú serás León pero no el león de Judá... En ese momento, el papa se levanta y pide a los asistentes que esperen un momento, que ahora vuelve, luego se dirige a Hilario y le dice: En cuanto a ti, tan pronto como vuelva, te daremos tu merecido. Hilario se le pone gallito y le espeta: Y si no vuelves ¿quién se encargará de decirlo que piensas hacer conmigo? El papa, que andaba con el vientre suelto y por esa razón le apremiaba salir de la sala le dijo: No te preocupes que volveré, volveré en seguida y rebajaré los humos de tu soberbia. Pero no tuvo la ocasión de volver:

Mientras pronunciaba esta amenaza, salió el papa de la sala, apremiado por una necesidad urgente, y un instante después, cuando estaba evacuando su vientre, sufrió un ataque de disentería tan fuerte, que en la evacuación expulsó por el ano los intestinos. De resultas de aquel accidente, entonces y allí mismo, con todas sus tripas fuera esparcidas por el suelo, cubierto de inmundicias, murió el desgraciado pontífice.

De los muchos milagros que se conocen del santo, se cuenta que intercedió para partir por la mitad un enorme pedazo de cera por el que discutían dos mercaderes. Tras el milagro, cada uno de los mercaderes se llevó su mitad. Un milagro potente.
Hilario murió hacia el año 340. Además de ser recordado por combatir el arrianismo, San Isidoro de Sevilla dice de él que fue el primero en introducir los cánticos en la Iglesia de Occidente.

Fuente de la hagiografía y de los textos en cursiva: La leyenda dorada, de Santiago de la Vorágine (1228-1298).

Los huevos Kinder del siglo XVI

El 15 de marzo del año 1569, en Autun (Borgoña), la sirvienta del abogado llamado Baucheron, cuando rompía huevos para freírlos con mantequilla, encontró que uno de ellos albergaba en su interior una sorpresa:

…vio salir el monstruo en cuestión, con rostro humano y cabellos y barba serpentinos, lo que la espantó extraordiariamente. Se dio clara de este huevo a un gato, que murió al instante. Advertido de ello el señor de Senecey, caballero de la Orden [de Saint -Michel], hizo enviar de su parte el monstruo al rey Carlos, que se encontraba entonces en Metz.

Ambroise Paré (1509-1590) De monstres et prodiges.
Nota: Paré, además de creer en los huevos Kinder y en muchos monstruos fantásticos fue un excelente cirujano. Mejoró notablemente las curas de los soldados heridos por armas de fuego, que hasta entonces se trataban con aceite de saúco hirviendo. En muchos casos era peor el remedio que la enfermedad. Paré lo solucionó con un digestivo, una mezcla de yema de huevo, aceite de rosas y trementina (que utilizó al ver que se había quedado sin aceite) y los heridos mejoraron favorablemente. También mejoró el tratamiento de los amputados al no cauterizar los muñones para cohibir la hemorragia, sino ligando con fórceps y puntos de sutura los vasos arteriales y venosos seccionados. También tuvo un papel destacado en el desarrollo de la obstetricia,los bragueros, los tubos para drenajes de abscesos y las prótesis y se enfrentó a las creencias de que el polvo de momia y el del cuerno de unicornio tenían propiedades maravillosas. Quiero a Paré.

miércoles, 13 de febrero de 2008

El aceite y la gallina


Aprovecho este espacio del blog para mostrarles que mi primer cultivo de semilla directa del año ya empieza a sacar la cabeza. Claro, son rabanitos, el bicho que crece antes que nadie. Las zanahorias, lechugas, acelgas, espinacas y el apio aún están que si salgo que si no salgo. Como el mundo del rábano, la achicoria, el nabo y la chirivía me interesa y aquí no encuentro semillas he comprado unas bolsas por internet, ya les mantendré informados de cómo salen y cómo están. Bien, en realidad todo este texto sirve de pretexto para contarles que estoy muy contento, que me ha llegado un garrafón de cinco litros de aceite de oliva virgen extra sin filtrar de Almedinilla (Córdoba) que es para sacarle foto. Y junto al garrafón, una gallinica de barro modelada y pintada a mano preciosa que es para enseñarla de bonita que es. Ha sido verla y darle un beso, como se besa un relicario cuando se tiene fe, o como se besa la foto de la novia cuando se está en el frente. Un beso de amor a las cosas bonitas, nada de besos con lengua o besos lúbricos, un beso de amor inocente. Estoy muy contento. Mi señora me dice por el móvil que si he probado el aceite y yo le digo que no, que me espero a que venga para abrirlo, para olerlo y para ponerlo en la ensalada de esta noche. Que me digo yo que igual pongo en la vaporera unas patatas, un brécol y unos espárragos trigueros para cenar (que le vi la vaporera a la Spanique y me dije que también quería una vaporera yo. Culo veo culo quiero). Todo eso recién sacado de la vaporera con un chorretón de aceite y unas escamas de sal marina por encima. Qué gusto. Arkab, no me dirá usted que no es delito echar a la freidora este aceite que me ha llegado.

La foto del señor con sombrero de copa y bigote sentado sobre un caballo muerto

lunes, 11 de febrero de 2008

La Rheobatrachus silus y el acto de parir por la boca


1981 fue un año horrible para la rana acuática australiana Rheobatrachus silus. La Rheobatrachus silus, descubierta en el año 1973 en el sureste Queensland (Australia), era una de las pocas ranas conocidas capaz de incubar los huevos en su estómago (parece ser que una familiar suya más gorda, la Rheobatrachus vitellinus, también goza de esa cualidad). Tras la fertilización de los huevos, la rana hembra los ingería y permanecían en su estómago durante unas seis semanas. Los huevos de la Rheobatrachus silus contienen una sustancia química supresora del agua parecida a una hormona, la prostaglandina E2, que inhibe la secreción del ácido gástrico de la madre y endurece las paredes del estómago, convirtiéndolo en una bolsa de incubación inerte durante todo ese tiempo (en medicina, la prostaglandina E2 o dinoprostona, produce contracción del útero, vasodilatación y broncodilatación, y se utiliza para la inducción del parto). Al suprimir el ácido, la madre no digiere los huevos. ¿Y qué comía la hembra de Rheobatrachus silus durante ese tiempo? Nada, no comía nada, ni tenía gana alguna de comer, pues se sentía todo el día con el estómago lleno. Se levantaba por la mañana y se decía «Ay, me encuentro con el estómago lleno» y se acostaba por la noche y se decía «pues mira que no he comido nada pero sigo con el estómago lleno». Es el mismo truco que utilizan los balones hinchables que meten en el estómago de algunos pacientes obesos para que tengan sensación de llenos cuando solo han comido una ensalada. Los huevos, mientras, incubándose felices hasta convertirse en pequeñas ranas dentro del vientre de la madre. Transcurridas las seis semanas, más o menos, la rana expulsaba a sus crías por la boca (unas veintidós o veintiséis criaturas), vomitándolas con gran violencia, como las palomitas de maíz dentro de un palomitero.
No se han vuelto a ver ejemplares de Rheobatrachus silus desde el año 1981, por lo que los naturalistas han llegado a la conclusión de que esta especie se ha extinguido. En ese mismo año, 1981, el grupo de techno-pop Azul y Negro sacaba al mercado su primer trabajo discográfico: «La Edad de los Colores», grabado en los ya desaparecidos estudios Escorpio, propiedad de Luis Cobos. No seré yo quien acuse a Azul y Negro de la extinción de la rana Rheobatrachus silus, pero ya saben ustedes que las casualidades no suelen darse en este mundo y así como dice el antiguo proverbio chino: «el aleteo de las alas de una mariposa se puede sentir al otro lado del mundo», una producción de Luis Cobos-Bosco puede ser la causante de la deforestación y de la extinción de todos los animales del planeta.

En la foto, una hembra de Rheobatrachus silus en el momento del parto de uno de sus vástagos mientras un científico le hace la puñeta con un clip (K. R. McDonald y D. B. Carter, 1979). Observen la ranita, con lo joven que es y con qué gracia y fotogenia mira a cámara.
Para más información sobre la Rheobatrachus silus, lean el ensayo «Ahí va nada», de Stephen Jay Gould, recogido en el libro Brontosaurus y la nalga del ministro, Ed. Crítica, Barcelona, 1993.

sábado, 9 de febrero de 2008

Un gran misterio de la hostelería desvelado

Muchísimas veces han llegado a mi consulta cartas de lectores y lectoras preguntándome por qué el rebozado de sus fritos no les queda igual que el de los bares de tapas.
«Las gambas con gabardina no me quedan igual que las de los bares ¿qué debo hacer? ¿utilizan un tipo especial de harina?» Géminis, Vigo.
«Ayer hice unas suelas de berenjena rebozadas, pero la gabardina me quedó blanda y sosa ¿qué debo hacer?» Tauro, Almonacid de la Sierra.
«Una amiga me dijo que echaba un sobre de gaseosa El Tigre en la harina ¿es esa la solución?» Acuario, Madrid.
«Compré una harina especial para rebozados, pero el resultado es parecido a la harina normal ¿qué estoy haciendo mal?» Capricornio, Tudela.
«Utilizo siempre aceite de oliva virgen para mis fritos, pero los rebozados no me quedan como en el bar de abajo ¿tienes las solución?» Géminis, Santander.
Sobre el aceite y el recipiente para hacer sus frituras: Bien, en primer lugar olvide el aceite de oliva y déjelo apartado para sus ensaladas y para otros guisos. Use aceite de girasol y en lugar de una sartén utlice la freidora (en caso de no disponer de una freidora, sírvase de una sartén alta y llénela de aceite).
Sobre la masa para el rebozado: muchas marcas se empeñan en confundir al consumidor sacando al mercado harinas especiales para frituras, mezclas de harinas de trigo y de maíz que si bien no empeoran la fritura tampoco la mejoran como para echar cohetes. Utilice harina de trigo normal. Eche una cantidad de harina normal en un tazón (como medio vaso) y ahora hidrate, pero en lugar de hacerlo como estaba acostumbrado, con agua, échele cerveza fría. De poco en poco y, mientras, remueva y remueva hasta que el resultado sea una pasta cremosa, sin grumos, ni muy líquida ni muy densa, suficiente para que cubra el alimento que desea rebozar. Añádale una pizca de sal y un golpe de colorante alimentario E-102 (si es temeroso de los efectos del colorante alimentario E-102, puede cambiar el ingrediente por una pizca de pimentón dulce, pero recuerde que este último le dará sabor y que su bar favorito de sus tapas favoritas utiliza colorante alimentario E-102).
Sobre el acto de freír: caliente el aceite y cuando humee eche los fritos en pequeñas porciones y en poca cantidad cada vez. Cuando el frito esté dorado, retire y coloque sobre papel absorbente de cocina.
La receta rápida: abra una lata de alcachofas. Pártalas por la mitad, reboce cada una de las mitades con la composición anterior y fría en abundante aceite. Sirva las alcachofas calientes y acompañadas de cerveza. No se le ocurra servir un buen vino con las alcachofas, que me lo echará a perder. Guárdelo para otro plato. Salud.

lunes, 4 de febrero de 2008

sábado, 2 de febrero de 2008

El edificio Flatiron


Hace unos días me preguntaron que si echaba de menos no haber hecho alguna u otra cosa en la vida. Por mi cabeza pasaron imágenes rápidas de camas redondas de varios metros cuadrados, un combate de boxeo en blanco y negro, treinta trapecistas haciendo a la vez y en un solo !hop! el triple salto mortal, doscientos elefantes entrando en Cambaluc y una alfombra persa esférica de las dimensiones de la tierra con todos los continentes, los mares, las carreteras, las calles, las casas, las vacas pastando y todo lo que hay en la tierra representado en vivos colores. Luego paré un momento y pensé en el edificio Flatiron. Me hubiera gustado ser albañil del edificio Flatiron, o tener una tienda en los bajos del edificio Flatiron, o ser conserje del edificio Flatiron, o el que abría la puerta del edificio Flatiron en 1902, o limpiaventanas del edificio Flatiron, o cliente que va a visitar a su abogado que tiene el bufete en el edificio Flatiron, o ser una persona que paseó ante el edificio Flatiron en 1907 y dijo «qué edificio más alto», o ser un amante que tiene que salir corriendo por una ventana del edificio Flatiron porque llega un marido dando voces, o ser el que lleva un paquete para el quinto izquierda del edificio Flatiron, o el propietario del piso más alto del edificio Flatiron, o un ladrón que entra por una ventana para robar un reloj decó de una vivienda del edificio Flatiron, o un camarero del bar del edificio Flatiron, o todo eso a la vez, o, aún mejor, ser el edificio Flatiron y mirar cómo pasa la gente, cómo cambian los coches con los años, cómo un día llueve y otro no, notar cómo te duelen los ladrillos después de tantos años aguantando tanta altura y tanta gente trajinando arriba y abajo, arriba y abajo por las escaleras del edificio Flatiron.

Una hermosa historia de amor

F. conoció a S. en un bar. S. conoció a F. en un bar. Entablaron relación primero como conocidos y luego se hicieron novios porque pensaron que tenían algunas cosas en común. Luego discutieron y se separaron. Al poco tiempo S. y F. encontraron nuevas parejas.
Bien, la historia es muy buena, pero ha fallado el narrador.