lunes, 14 de enero de 2008

¿Fe después de la muerte? (Primera parte)


Según la encuesta realizada a trescientos cadáveres (L. Roux-M. Ollivier, 1845-1857), un sesenta por ciento de los encuestados pierden la fe tras la muerte; un treinta por ciento no saben, no contestan y sólo un diez por ciento mantienen la fe. El estudio concluía con la siguiente frase: «Es importante matizar que, de los primeros, la mayoría pierden totalmente la fe tras la muerte y sólo un quince por ciento de los encuestados pierden la fe, pero mantienen la esperanza». En 1863, R. Wesseling, periodista de la gaceta mensual religiosa holandesa Weg van God acusó en su columna crítica a los doctores Roux y Ollivier de manipular los resultados. El artículo de Wesseling cosechó una larga lista de cartas a la revista (Weg van God 1863: 32 - 41 y suplemento especial de navidad) que obligaron a los doctores a reconocer públicamente el engaño. En el número 43 de la gaceta, Roux declaraba: «Si es cierto que entrevistamos a trescientos cadáveres, he de reconocer que de los trescientos sólo recibimos respuesta de unos ciento cincuenta y, de los ciento cincuenta, sólo once declararon que mantenían la fe igual o incluso de una manera más profunda y sentida que cuando se encontraban vivos. Los demás, o no respondieron o negaron que mantenían la fe, aunque una buena parte de estos últimos reconoció que en vida ya no eran muy creyentes o que no creían en absoluto». Tres años después, Ollivier declaró en la revista Amazing Science Magazine: «Me vi obligado a manipular el estudio bajo amenazas del doctor Roux». Según la historiadora S. M. Laporteille, las amenazas no eran otras que la intención de desvelar la relación amorosa que mantenía el doctor Ollivier con una de sus alumnas, F. Mansart, esposa de F. Lamartine, profesor emérito de la Facultad de Medicina de París. En 1872, tras la muerte de Roux, un grupo de alumnos que defendieron el estudio del profesor intentaron que su cadáver respondiera a la pregunta: «Doctor Roux, tras la muerte ¿conserva la fe?» a lo que respondió: «Con lo mal que me lo habéis hecho pasar en vida, como para responderos. No tengo cuerpo hoy».

En la imagen: lámina grabada en la que se representa al esqueleto creyente monoteísta en actitud de orante temeroso (siglo XIX).

No hay comentarios: